martes, 19 de julio de 2016

El guerrero de la estrella 3

Pasaron los días y las noches,  aunque no estaba la guía de la estrella tenía la certeza de que mi camino era el correcto, avanzaba siempre con mi espada colgada a la espalda y aprovechaba para beber agua en los pocos oasis que podía encontrar.


Avanzaba y estaba cada vez más exhausto, caigo de rodillas un momento y saco mi espada con la intención de apoyarme  en ella, levanto la cabeza y parece que empiezo a ver la luz al final del túnel, lo que parecía arena se empezaba a convertir en piedras. Eso significaba que el desierto llegaba a su fin, pero no podía dejar de estar preocupado por mi joven amigo. Empiezo a salir del angustioso desierto y sigo mi camino.

El camino de piedras no era especialmente llevadero pero estaba bastante mejor que la angustia del calor. Avanzo unos metros y veo a lo lejos lo que parece una pequeña cabaña, me acerco a ella con la esperanza de que alguien pudiera darme un poco de agua, no recordaba la última vez que bebí. Llego a la casa y llamo, no contesta nadie, así que vuelvo a intentarlo. Desisto de seguir llamando y abro al puerta, dentro se encontraba un hombre mayor de baja estatura, me hace un amago para que entre y yo sin importarme mucho la falta de modales le hago caso, el hombre mayor se levanta y me ofrece un vaso de agua. El anciano me ofrece sentarme, cosa que hago gustosamente, empieza a mirar de reojo mi espada como si la conociera. De su boca salieron las siguientes palabras –llegó el día-.

Le pregunto inmediatamente si conoce la espada y si conoce el paradero de mi amigo, el anciano empieza a relatarme lo que sabe. -Tengo una ligera idea de donde puede estar tu amigo,  detrás de esa montaña hay una antigua guarida donde habita un señor malvado que conozco demasiado bien, fue un alumno mío en el arte de la espada, pero un buen día decidió tomar el camino equivocado usando mis enseñanzas para sus malvados planes, seguramente tú lo veas más adelante, pero no tienes ninguna oportunidad contra él, a no ser que dejes que te enseñe los secretos de la espada, esa arma que llevas es la legendaria  espada del caballero de la estrella, vamos a patio a empezar  el entrenamiento-

Mi cara fue un poema, me había dicho tantas cosas que era imposible de asimilar, mi amigo estaba cerca, pero según él no podía hacer nada ahora mismo y quería que empezara a entrenar y no sabía si tenía tiempo, pero en una cosa tenía razón. Ahora mismo no tenía ninguna oportunidad contra él, así que sin saber muy bien la razón salgo a fuera a comenzar mi entrenamiento.

Pasaron algunos días en los que el anciano me enseñaba a agarrar la espada, como golpear y como defenderme y moverme de la manera más eficiente posible. Compartimos mucho más que entrenamientos, comidas, experiencias que el anciano me contaba que me quedaba alucinado. Cuando quedaba poco para finalizar mi entrenamiento el anciano al que ya llamaba “maestro”, decidió enseñarme una técnica de combate. Dicha técnica se llamaba “viento lunar” consistía según explicaba mi maestro en llevar toda la energía a la espada con esta enfundada, para que al desenfundar la espada soltar una ráfaga de energía de gran fuerza, mi maestro me aviso del peligro de la técnica tanto para el portador como para quien la recibe , ya que ambos podían quedar destruidos y que no debería usarla a no ser que no quedara más remedio. Me confeso que su antiguo alumno decidió emprender el camino del mal y que se arrepintió profundamente de haberle enseñado dicha técnica y que no volvería jamás a enseñarla, dicho juramento lo rompió conmigo.

Era la hora de partir, con mi espada enfundada hacia la guarida del enemigo pero antes de despedirme quería saber el nombre del hombre que me había enseñado tanto, jamás olvidare la palabra que salió de su boca, - Kōseifū- era el nombre del venerable anciano.

Emprendo mi camino y como aviso el maestro llego a la guarida lo más rápido posible, no parecía muy espectacular, no tenía ninguna entrada, solo un camino que llevaba a una puerta a la me dirijo con la certeza de que el enemigo está cerca. Entré en la Sala y lo encontré de frente, tan imponente como recordaba de nuestro enfrentamiento en el desierto, mi joven amigo que estaba a su lado empieza a correr hacia mí, llega y me da un afectuoso abrazo y se esconde detrás de mí. Me acerco a él sin la intención de pelear, la puerta para escapar de este lugar estaba detrás suya y fui muy iluso de pensar que nos dejaría pasar sin más, cuando estoy a poco más de 10 metros de mi enemigo levanta su espada y del surgen las palabras –Esto debe acabar ahora-. Entendí inmediatamente que de ese lugar saldría uno como mucho. 

Saco mi espada preparado para la batalla, los 2 tomamos posición esperando que el otro hiciera el primer mandoble, cualquier error podía significar el fin de todo. Esperamos y esperamos que el rival hiciera algo, pero seguíamos erguidos durante segundos que nos parecieron eternos. De pronto los 2 en el mismo instante decidimos dejarnos de caballerosidades y atacar al mismo tiempo, nuestras espadas chocaron con una fuerza bestial, parecía que nuestro alrededor podía derrumbarse de la fuerza que desprendíamos. Seguíamos intercambiando golpes y mandobles, nuestras espadas chocaban con la misma fuerza. Mi oponente decide dar varios pasos atrás y guardar su espada por un instante, de repente se quita la capucha que siempre llevaba, era extraño, me decepciono su aspecto, era rubio con una hermosa melena que bailaba con el viento y un aspecto físico bastante normal para la fuerza que poseía, pero sus ojos eran cosa aparte, eran azules y eran capaz de transmitir dulzura y maldad a partes iguales. Mi rival sonrió y dijo – el maestro te enseño bien

De pronto el tomó un posición extraña, tomo la espada por el mango mientras con la otra mano sujetaba la funda de la espada, entendí lo que iba a hacer, el maestro me aviso de esa técnica, iba a usar el “viento lunar” contra mí. Comprendí inmediatamente lo que debía hacer, le dije a mi amigo que se escondiera lo más lejos posible, corría peligro si se quedaba cerca. Me obedeció sin rechistar se olía lo que se venía encima. Cuando mi amigo se encuentra a salvo decido mirar a mi enemigo y sonreír, pongo mi mano sobre la empuñadura de la espada y la otra sobre la funda, imitando a mi adversario, los dos estábamos dispuestos a usar el “viento lunar” contra el otro, el maestro Kōseifū me aviso de lo peligroso de esta técnica, la persona que la ejecuta manda todas sus fuerzas a la espada para en el momento de desenvainar lanzar una ráfaga de energía al rival, dicha técnica deja exhausto al que la hace y puede destrozar a quien la recibe, pero no sabía que podía ocurrir si chocaban dos “vientos lunares”. Ambos empezamos a concentrar toda nuestra energía en la empuñadura de la espada para lanzar el ataque, ninguno de los 2 teníamos intención de dar un paso atrás, cuando llego el momento en el que ambos conseguimos entregar toda nuestra fuerza a la espada decidimos desenvainar al mismo tiempo. 

El resultado fue un choque de fuerza descomunal que parecía que podía acabar con cualquier cosa, la explosión de choque provoco que todo se convirtiera en escombros, pero los 2 nos quedamos mirando el uno a otro, el esbozo un sonrisa y cayó al suelo, había dado todo por lanzar el ataque, intento acercarme a él, pero al dar el primer paso caigo desplomado al suelo, entendí de momento que me ocurría lo mismo que a mi adversario, no teníamos fuerzas ni para mantenernos en pie, era el fin de los 2. Mi pequeño amigo se acerca llorando a mí con la intención de socorrerme pero es demasiado tarde, sabía que aquel era mi fin. El pobre niño estaba desconsolado y decido agarrarlo por la cabeza y decirle mis últimas palabras – coge la espada y corre, ahora el caballero eres tú-.

Las lágrimas del niño no cesaban de caer y con mis últimas fuerzas le doy la espada, el niño se levanta y entre lágrimas en los ojos comprende que yo ya no puedo seguir el camino pero que él tiene que seguir. Por ultimo me da un beso en la frente y emprende al camino a la puerta de salida que está detrás del cuerpo de mi enemigo caído, lo veo alejándose, cada vez haciéndose más pequeño, hasta que por fin cruza la salida, es en ese momento cuando ya llega lo hora de dibujar mi última sonrisa por saber que mi amigo está a salvo y cerrar los ojos

viernes, 20 de mayo de 2016

Conociendo a @domandoallobo


1.    Nombre: Todo el mundo lo sabe
2.    Edad: 42
3.    ¿Dónde vives?: En La Cueva, en algún rincón de la provincia de Málaga
4.    ¿Estudias o trabajas?: Pues ahora nada por culpa de mis  enfermedades. Pero sigo aprendiendo de algún modo, si sirve.
5.    Canción favorita: La vida tiene banda sonora, no podría elegir una. Dime en qué minuto de la historia estamos y miro el nombre del track
6.    Grupo favorito: Tengo muchos. Voy a elegir uno con cantante femenina: In This Moment
7.    Deporte favorito: Ahora ninguno. Veía baloncesto, fútbol, tenis, patinaje sobre hielo... pero en la facultad lo dejé todo y ya solo veo algún partido suelto (twitter me ha hecho odiar las aficiones, el deporte es otra cosa)
8.    Equipo favorito: Real Madrid, Málaga, Valencia, Estudiantes
9.    Deportista favorito: Fernando Martín, un pionero
10. Comida favorita: Adoro comer pero entre alergias y  épocas sin apetito del lupus, me lo amargan.
11. ¿Tienes sentido del humor?: Sí, y que nunca lo pierda. Si no, mal vamos.
12. Estación favorita: La quinta estación (cuando hace frio tengo más dolor y con el buen tiempo llega el sol, la criptonita de los lupies)
13. Color favorito: combinación de morado y negro
14. ¿Haces deporte?: Hacía mucho. El SFC me lo ha complicado pero intento andar 1 km (no puedo todos los días). Si no, estiramientos y experimentos en casa (10 minutos de taichi o yoga para mayores cada mil años).
15. Un viaje que te gustaría hacer: Las tierras altas de Escocia (Los Inmortales marcaron). Aunque está complicado sigo soñando.
16. Una película: Eso es como elegir a un solo hijo. Me gustan muchos géneros.
17. Serie de TV. preferida: ¡Montones! Me encantan las series. Ahora mismo me quedo con Juego de Tronos y Penny Dreadful
18. Un defecto: Repetir una conversación en bucle en mi cabeza
19. Una virtud: Conexión con los mayores
20. Aficiones: Escribir, dibujar, leer...aunque de otra manera por las enfermedades. Antes era compulsivo.
21. Un libro: Puf otro drama... igual que con las pelis
22. Un personaje histórico: Leonardo Da Vinci (no sé si se considera personaje histórico pero me encanta su genialidad dentro del desastre).
23. ¿Admiras a alguien? Soy una fangirl sin remedio. Admiro a muchísima gente de muchos ámbitos.
24. ¿Qué te llevarías a una isla desierta?: el billete de vuelta
25. No puedes vivir sin… diría fotoprotector SPF 50+ por pura superviviencia, pero sin música
26. Un vicio: el chocolate (menos el negro, que es el sano)
27. Si pudiera viajar en el tiempo iras a … la edad media (de ficción) o el S. XIX (fascinante en todos los ámbitos)
28. Si fueras un animal, ¿cuál serías?: El lobo (mi spirit animal antes de la enfermedad. La culpa sin duda fue de Felix Rodríguez de la Fuente)
29. Te definirías como…: me han dicho muchas veces que soy compleja

30.   Algo que quieras decir…: no es tan complicado 

lunes, 11 de abril de 2016

Que Razón...


Voy  a utilizar este vídeo para querer expresar los sentimientos que tenemos muchas personas que llevamos una “mochila”. El vídeo te puede gustar más o menos (yo mismo difiero en algunas cosas).


Muchos de  nosotros(al menos yo) sentimos que desde que nos diagnostican la enfermedad empezamos una batalla contra nosotros mismos. Una batalla en la que la que parece que hemos perdido de antemano por las limitaciones que  han llegado nuestra vida, nada más lejos de la realidad. Puede que no corramos tan rápido ni tanta distancia como antes, pero el camino que recorremos para llegar a la meta es nuestro verdadero premio. El camino es más duro que el de los demás, pero esa sensación de satisfacción cuando logramos el objetivo no creo que se pueda comparar con nada.


¿Cuál es la razón por la que nos levantamos y perseguimos nuestros objetivos? Yo no sé vuestra razón que os hace levantaros cada día y luchar, yo tengo claro que todo por lo que lucháis es una manera de decirle a la enfermedad “ yo te tengo a ti, no eres tú la que tiene mi vida”

jueves, 31 de marzo de 2016

El guerrero de la estrella II


Descanso, esa palabra fue desconocida para mí los días anteriores, que aunque los pase apenas sin moverme el desgaste mental fue terrible, fue como volver a nacer poder mover mis brazos y piernas sin esas cadenas que me ataba.
El sol brillaba como no recordaba, esplendoroso y hermoso como jamás lo vi, seguramente igual de brillante que todos los días, pero mis ojos no veían de la misma forma, empezaba a saborear y disfrutar de los rayos de sol que llegaban a mi piel y de la suave brisa que recorría mi cuerpo, jamás pensé que se pudiera disfrutar tanto de estas cosas. Después de apreciar estas maravillas decido que es momento de volver a iniciar mi camino, pero me preguntaba -¿Dónde ir?- . No sabía que dirección tomar, lo único que tenía claro es que debía que empezar a caminar cuanto antes. Mire el paisaje de mi alrededor y decido sin saber muy bien la razón emprender mi camino al Este, tal vez porque por donde vi a la estrella por última ocasión.

Recorro el camino con decisión e ilusión esperando que  me trajera un futuro mejor. El sol al que tanto cariño le tengo me empezaba a irritar un poco, puede que por que su reflejo me daba directamente a los ojos o por el calor que tanto eche en falta cuando estaba atado empezaba a subir de forma considerable, el camino que hasta este momento parecía llano y fácil se empezaba a complicar con la aparición de piedras que debía esquivar por el bien de mi seguridad. El calor empezaba ya a ser insoportable, no paraba de sudar y la falta de agua me empezaba a preocupar. Todo esto no me frenaba en mi ímpetu de avanzar, parecía que el camino iba mejorando, esas piedras que tenía que ir esquivando desaparecían conforme avanzaba pero comenzaba a haber algo extraño en el suelo, empezaba a notar en las palmas de mis pies como pequeños granos, seguía avanzando y las rocas se transformaron en arena.

Los pequeños granos de arenas que notaba en los pies se empezaron a convertir en grandes montañas de arena caliente, parecía que me estaba adentrando en el desierto, mis fuerzas empezaban a escasear y mi cuerpo cayó desplomado.

Abrí los ojos y empezaba a notar algo de frescor en mis labios, observo mejor y es un niño que con una especie de cuenco rudimentario me da agua, fue una de las mejores sensaciones de mi vida, volver a sentir algo de agua recorrer mi garganta.  Extraño me pareció ver a un niño pequeño en un lugar como este, consigo reponerme un poco y ponerme de pie, le doy las gracias al niño y le pregunto-¿Qué haces aquí, en un sitio como este?- . El niño me miro y de el no salió ninguna palabra, solo una leve sonrisa. Seguía preguntándole cosas pero seguía sin hablar, no sabía si porque no me entendía o es que era mudo.

Desisto de seguir preguntándole,  veo que no voy a sacar nada claro. De repente el niño me coge de la mano y empieza a tirarme, como si quisiera llevarme a algún sitio. Decido no hacer impedimento y me dejo guiar por el niño. Después de un largo camino llegamos a lo que parece que es una cueva de rocas en medio del desierto. Llegamos y el niño se acercó y volvió a ofrecerme otro cuenco de agua, cosa que agradecí enormemente. Me tome el cuenco entero y el niño se puso a buscar en lo que parecía un baúl viejo, no sabía bien que buscaba pero parecía entusiasmado, se le vio emocionado cuando encontró lo que buscaba, parecía ser una espada antigua. El niño la cogió y me acerco la espada que con tanto ímpetu buscaba, la dejo en mis manos y el niño empezó otra búsqueda. Encontró lo que parecía ser un pergamino antiguo, en él se podía leer “El Guerrero de la Estrella”  y una imagen que me resultaba familiar, se podía ver un caballero con una espada muy parecida a la que tenía en mis manos,  el niño empezó a señalar la imagen del caballero y seguidamente me señalaba a mí, repitió  ese gesto un par de veces hasta que por fin entendí, creía que yo era ese caballero, pobre niño parecía tan ilusionado con la idea que me daba pena decirle que no tenía nada que ver con el pergamino que me mostro. De pronto se notó en la cueva algo parecido a un terremoto, la cara del niño cambió completamente, estaba aterrorizado y fue a esconderse detrás de una roca que había dentro de la cueva. Me acerco a tranquilizarlo y le digo que voy a afuera a ver qué ha pasado, el me agarra del brazo para impedirme que saliera con lágrimas en los ojos, consigo soltarme y me dispongo a salir fuera de la cueva sin saber muy bien que  es lo que me esperaba.

El cielo estaba completamente oscuro y apenas se podía ver, pero el ambiente estaba enrarecido como si una presencia invisible me estuviera observando. No consigo ver cuál es la causa del el temblor, así que me doy la vuelta para entrar a la cueva a acompañar al niño. Pero una voz escalofriante subió por mi cuerpo –Detente caballero- alcance a oír. Doy media vuelta y  parecía ver lo que era la figura de un hombre cubierto por una gran capucha. Era realmente imponente su figura, no era especialmente alto pero me daba la sensación de ser un gigante. Saco el valor para preguntarle que quiere, de repente un silencio incomodo apareció en el ambiente, pasan los segundos y se escucha – Lo que quiero está dentro de la cueva-. Me doy cuenta inmediatamente que lo que buscaba era al niño y por fin comprendía el miedo del chiquillo. Sin saber muy bien como agarro la espada que el niño me entrego y la levanto apuntando al encapuchado sin yo decir ni una palabra, no sabía muy bien como pero tenía y debía proteger a mi salvador del desierto. Aquel hombre encapuchado empezó a acercarse como si no le importara que  estuviera armado, caminaba y caminaba como si yo fuera el ser más insignificante del mundo, se acercó tanto que podía sentir su respiración, hasta que quedo a poco más de medio metro de mí. No sabía muy bien que hacer, pero me arme de valor e intente alcanzarle con la espada, pero me esquivo con una facilidad insultante. Sin verlo venir el encapuchado lanzo un puñetazo a mi estómago que hizo que cayera arrodillado a sus pies y sin aliento. Me dejo tirado como si no le importara lo más mínimo. El encapuchado se adentró en la cueva y yo no podía hacer nada por evitarlo. Pasaron los minutos y parecía que se oían pasos que provenían de la cueva. Vi al encapuchado con el pobre niño en brazos, el chaval estaba inconsciente pero seguía vivo, al ver eso consigo levantarme y me dirijo de nuevo al encapuchado, era mi deber salvar al niño. Lanzo otro ataque pero esta vez no me esquivo, el encapuchado saco una espada con la que consiguió detener mi ataque sin apenas esforzarse.  Le miro a los ojos y nunca olvidare la maldad que reflejaban, fue como mirar al mismísimo demonio a la cara, intento atacar de nuevo pero en esta ocasión fue el quien golpeo primero, lanzo un mandoble con el que apenas me rozo pero parecía como si una manada de elefantes hubieran pasado por encima de mí. Caí en el suelo sin fuerzas para levantarme, solamente pude observar como el individuo se alejaba cada vez más mientras mis ojos se cerraban sin remedio.

Despierto y no consigo saber cuánto tiempo ha pasado desde mi enfrentamiento con el encapuchado. Tumbado mirando al cielo oscuro, sentía la arena en mi espalda pero no quemaba, era de noche, la arena paso de ser caliente como el mayor de lo fuegos a frio como el hielo, es gracioso como el desierto se burla del hombre, hace nada hubiera dado todo para que el calor desistiera un poco y ahora pedía a gritos que mi amigo o enemigo (depende del momento por lo que veo) apareciera. Pero estaba solo de nuevo, recordando con miedo y tristeza esos momentos en los que estaba atado a aquellas cadenas, pero en este momento no tenía ningún charco donde ver alguna estrella que me liberara.

Solo me quedaba cerrar los ojos y esperar mi destino fuera cual fuera, ya me daba igual solo deseaba que acabara. Pero algo paso, empezaba a o oír una voz dentro de mí, no llegaba a entender lo que decía, pero me abrí los ojos y mire a la espada que tenía a lado, - levántate, levántate, es hora de seguir adelante-. Fue oír esas palabras y mirada fue directa al cielo, y volvió a ocurrir. Estaba en el cielo, una estrella empezaba a brillar en lo alto del firmamento, parecía que era ella la que me  empezaba a gritar ahora que me levantara, empecé a mirar a mi alrededor y agarre la espada con fuerza y la clave en la arena , la utilice de bastón para poder reincorporarme, las fuerzas que parecían que me habían abandonado renacieron de las cenizas como el ave fénix y pude ponerme en pie, solo me quedo mirar al cielo, la estrella estaba arriba parecía que me observaba, como esperando que comenzara mi camino. Me colgué la espada a la espalda y comencé a caminar en dirección de nuevo a la estrella, sin saber dónde me llevaría pero con la certeza de que era el camino correcto para encontrar a mi amigo secuestrado.


Continuara

miércoles, 17 de febrero de 2016

Espartanos



Antes de nada decir que sí, soy mega fan de la película 300, puede que por el valor que demuestran los espartanos ante semejante rival, que nunca se dan por vencido y un millón de etc...

Pero no vengo a hablaros de esta maravillosa película, vengo a hablaros que todos las personas que llevamos una mochila a cuestas somos espartanos. Puede que no tengamos la fuerza de estos, pero el tamaño de nuestros corazones es igual de grande. Miramos al miedo a la cara y no nos rendimos, no nos enfrentamos a miles de persas, pero sabéis perfectamente lo duro que puede ser uno de esos días que nosotros llamamos “un día regular”.

Por mirar siempre adelante
Por sacar valor de la nada
Por demostrarle a la EM que se ha equivocado
Por levantarnos siempre con ilusión
Por ser siempre optimistas
Por superar todos los obstáculos
Por el orgullo tan grande que tenemos
Por ser los elegidos para luchar


Solo me queda una pregunta que haceros ESPARTANOS!! ¿CUÁL ES VUESTRO OFICIO?

martes, 26 de enero de 2016

Conociendo a @miEMymas

1. Nombre: Sonia
2. Edad: 32
3. ¿Dónde vives?: Barcelona
4. ¿Estudias o trabajas?: Trabajo y cuando el tiempo me lo permite estudio inglés. 
5. Canción favorita: muchas pero una especial es: it must have been love de Roxette 
6. Grupo favorito: Oasis, por los recuerdos que me trae. 
7. Deporte favorito: para ver, natación sincronizada, para practicar todo aquel que tenga incorporado algo de baile y me haga sudar
8. Equipo favorito: Ninguno 
9. Deportista favorito: Ramón Arroyo, gran ejemplo a seguir.
10. Comida favorita: tortilla de patatas
11. ¿Tienes sentido del humor?: Mucho, me encanta reír y la gente con gracia.  
12. Estación favorita: primavera 
13. Color favorito: Rojo
14. ¿Haces deporte?: lo intento pero mi tiempo es algo limitado. 
15. Un viaje que te gustaría hacer: Australia.  
16. Una película: bajo la misma estrella 
17. Serie de TV. preferida: Lost, la única que he visto entera.
18. Un defecto: algo indecisa 
19. Una virtud: paciente ( o eso quiero)
20. Aficiones: Leer, recrearme la vista con paisajes, cuadros de artistas....
21. Un libro: Si tú me dices ven lo dejo todo, pero dime ven..
22. Un personaje histórico: Salvador Dalí
23. ¿Admiras a alguien? A mi padre. 
24. ¿Qué te llevarías a una isla desierta?: gafas de sol, gorra, música y móvil 
25. No puedes vivir sin… mi familia
26. Un vicio: el móvil 
27. Si pudiera viajar en el tiempo iras a …: a la época medieval, siempre me han llamado lo de vivir en un castillo ;)
28. Si fueras un animal, ¿cuál serías?: un koala, para que todo el mundo se hiciera fotos conmigo ;)
29. Te definirías como…: intensa
30. Algo que quieras decir…: que todo el esfuerzo lo empleemos en luchar hasta el final. 

lunes, 4 de enero de 2016

El guerrero de la estrella

Era de noche, el frió húmedo se notaba en las cadenas a las que estaban atadas mis manos, mi respiración era intranquila pero constante, mi nueva situación no era nada fácil, estar atado en medio de la nada y sin saber porque. Solo era un insignificante ser en este cruel mundo, donde un día estás paseando alegremente por la playa y al otro atado de manos.

No me gustaba nada el lugar en el que estaba, el frió quebraba mis huesos de forma que al mover cualquier parte del cuerpo pareciera el peor de los dolores, aparte mi mente estaba aterrada, apenas podía ver mis cadenas y un charco de agua que había en el suelo que podía usar para verme la cara, fue un  momento duro en el que me observe a mí mismo, o lo que quedaba de mí. No, no estaba herido o algo por el estilo, fue al  ver mi mirada perdida de vida lo que me acongojo y me dejo en estado de shock durante días.

Los días siguientes no mejoro lo cosa, herido de mente y con las manos atadas solo podía pensar en esos tiempos pasados donde era un ser libre que no hacía daño a nadie y preguntándome nuevamente ¿porque estoy aquí? Después de volver a hacerme las mismas preguntas una y otra vez, empezaba a darme cuenta que no eran solo los brazos lo que me dolía, el resto del cuerpo empezaba a abandonarme también.

Empecé a sentirme algo mejor con el paso de los días aunque pareciera extraño, era raro acostumbrarse a una situación así. El sol empezaba a salir por primera vez desde hacía siglos, notar un poco calor en el cuerpo fue como una experiencia nueva para mí, parecía que la suerte empezaba a sonreírme, el charco que usaba para verme a mí mismo estaba evaporado, fue irónico que dibujara un sonrisa en mi cara ante tal situación. Seguía atado sin poder saber adónde ir o que hacer pero con el rayo de luz parecía llegar algo vida.

Pasaron días, y el sol empezó a apagarse lentamente, no, no se hacía de noche, estaba llegando una tormenta, las nubes grises hicieron acto de presencia tan rápido que no pude ver irse a mi amigo el sol, la tiniebla se hizo presente acompañada de las más frías de la lluvia. Empezó a caer de forma permanente y cruel, la lluvia mojaba todo mi  cuerpo, era incapaz de mirar al cielo lluvioso por el constante goteo de agua, pero eso no era lo peor, lo peor era esa sensación de soledad que tenía cuando paro la lluvia, el charco donde me vi reflejado anteriormente volvió a hacer acto de presencia, mire hacia abajo con la esperanza de ver algún rostro familiar, pero el dichoso charco fue cruel conmigo,  volvió a mostrarme mi rostro mojado. Después de días de lluvia fría parecía que el tiempo volvía poco a poco a su cauce, los días y noches se sucedían como debería ocurrir en cualquier sitio normal, pero ¿estoy en un sitio normal?

Debido a las lluvias del pasado el tiempo me regalo un espectáculo insignificante para mi hasta ese momento, empecé a ver el nacimiento de una pequeña flor, era tan insignificante como yo en ese momento pero me parecía la cosa más maravillosa del mundo en aquel instante, ver como con cada día ese pequeña flor se hacía grande y fuerte. La flor llego a una belleza sin igual, tanta que me extraño que en un lugar tan inhóspito como este se permitieran  cosas de tal belleza.
Pasaron los días y esa pequeña gran flor, empezaba a perder brillo, se apagaba y de la misma forma que lo hacía yo al verla marchitarse, fue cuestión de días que la maldita lluvia volviera a hacer acto de presencia, la lluvia fue cruel e injusta con la flor, apenas segundos después de que la lluvia hiciera acto de presencia  la flor acabo muerta en el suelo. Yo solo pude sentir impotencia al no ser capaz de proteger a esa pequeña flor, pero esas cadenas frías me impedían hacer nada.

Los días venideros fueron un constante intercambio de tormentas y días soleados  que apenas me dejaban respirar, en uno de esos descansos el charco donde me solía reflejado estaba distinto, parecía tener una luz , me acerque a ver el charco con curiosidad y me quede alucinado, mi rostro no aparecía, lo que veía era una estrella grande y brillante, inmediatamente mire al cielo y estaba ahí arriba, esa estrella me hipnotizó de tal manera que lo único que quería era cogerla con las manos, pero estaban las cadenas. Mi afán de cogerla hizo que alargara el brazo con la esperanza de cogerla, alargaba el brazo para intentar agarrarla, mi muñecas por poco se rompen pero era tal mi afán de acercarme que no me importaba el dolor, seguía y seguía con la esperanza de romper la cadena y con un último aliento de coraje conseguí lo que me parecía imposible. La cadena decidió desistir de su empeño y liberarme al demostrarle que yo era más fuerte que ella. Fue liberador volver a sentirme libre otra vez, pero no sabía a donde ir. Volví a mirar el cielo, la estrella estaba arriba, de este modo decido poner rumbo a la estrella, si me había liberado cabía la posibilidad de que me guiara a alguna salida. Empecé a correr como si no fuera un mañana, atravesé bosques y caminos y parecía cada vez más cercana. Comencé a subir una  montaña con el fin de encontrar a esa estrella que me había guiado el duro camino, cuando por fin llego a la cima, la estrella había desaparecido. Pero no estaba triste, gracias a esa estrella saque fuerzas para poder salir de aquel horrible lugar, Solo me quedo mirar al cielo con el fin de seguir encontrando  estrellas que me sigan guiando.


Continuara