El día de reyes

Las personas somos como una mesa, necesitamos patas y soportes fuertes para mantenernos firmes, este post va dedicado a una de las “patas” más importantes de mi mesa, mis amigos.

Día 5 de enero, sinónimo de felicidad para los más pequeños y porque no decirlo también para los mayores, estoy convencido que todos seguimos teniendo dentro de nosotros a aquel niño que se levantaba nervioso en esas fechas.

Volvemos al tema, día de reyes, como de costumbre solemos quedar este día para ver la cabalgata de los reyes, con la particularidad de que vamos a verla al pueblo de al lado. Es chulísima en vez tirar los tradicionales caramelos, tiran multitud de objetos, tales como, cuadernos, lápices, bolsos, estuches y un largo ect..

En ese momento estaba yo bastante mal, tenía los síntomas  a flor de piel, pero me convencieron para ir con el objetivo de despejarme un rato, llegamos al pueblo en cuestión y aparcamos nada más llegar, teníamos que caminar unos 15 minutos para llegar al sitio donde pasaba la cabalgata.

Después de ver pasas la cabalgata un par de veces, con mi recompensa (un bolso de lo más bonito para mi madre), empezamos a caminar al lugar donde aparcamos, pero mis piernas decidieron por cuenta propia que era la hora de cojear,  me costaba bastante caminar y mi colega se dio cuenta, les dijo a las chicas que fueran para el coche que nosotros íbamos a tardar, a lo que se acercó y me cogió del brazo como si yo fuera su novia y me dijo “vamos shurrita ,tu puedes”.Caminamos durante 30 minutos cual pareja de enamorados, con el objetivo de llegar al ansiado paraíso llamado coche.

Con gestos tan insignificantes como este hace una de mis “patas” sean del material más fuerte del mundo.

PD: Dedicado a mi amigo y hermano Alejandro